Plaqueta y ya

Antes "Verde Plaqueta" (aunque todavía es verde); antes antes "Documentando mi pasado, pa' que haya constancia" (aunque todavía lo documento, y todavía es pa' que conste).

sábado, septiembre 25, 2004

Quiero ser maestra de secundaria

Nomás un año, pa' experimentar. Deberían valérmelo como servicio social. Deberían.Obligaría a mis alumnos a tutearme. Nada de hablarme "de asté" y hacerme sentir vieja. Si me dicen "maestra", tache. Si me dicen "miss", REPROBADOS.Y que digan groserías en clase. De preferencia que las incluyan en sus tareas. Si tienen la ocurrencia de interrumpir una con puntos suspensivos (al estilo de "m....." o "p....."), REPROBADOS.Que en sus controles de lectura hagan mierda los libros. Que aprendan que en la escuela generalmente les dejan leer pura cochinada. A todo aquel que insinúe que no se aburrió mortalmente con el Periquillo Sarniento, REPROBADO.Ah, qué buena maestra sería. Aunque seguro me correrían a medio año por subversiva y punc. Los alumnos me llorarían y me llevarían flores pa' despedirme: REPROBADOS.

6 Comments:

  • At 25 sep 2004, 11:18:00 p.m., Blogger Plaqueta said…

    Y esto fue lo que, la primera vez que se publicó este post, Metatron comentó. Larga y complicada historia de por qué hubo que reubicarlo y borrar el anterior, pero no podía perderse tan encomiable continuación de la idea:

    • At 3:25 AM, Metatron said…
    (En algún lugar del Distrito Federal, Marzo de 1994, Escuela Secundaria Oficial “El Niño Artillero”, Salón 306, o sea, el sexto salón de los grupos de tercer año. El grupo está en medio del clásico desmadre que se suelta entre clases.)


    Davito: (hurgándose la nariz) Chale pinchi Arturo, me cai que estás del huevo (se saca un moco y se lo come), eres rete barbón con la mayestra.

    Autor: (interrumpe su lectura de “El Periquillo Sarmiento”) David, ¿cuántas veces tengo que decirte que me digas Autor, ¿okey?, Au-tor; Así como ‘Auuu’ de un aullido y ‘Tor’ como el hijo de Odín, al que seguramente conoces por los comics.

    Davito: Huy, huy, huy, fru-fru, ¿Cómo ves a este pinchi naco Sandrita?

    Sandrita: (sin prestarle mucha atención) Cállate Davo, mejor ponte a leer el libro que nos puso a leer la maestra o vas a reprobar de nuevo.

    Davito: Mta... (saca su Game Boy modelo “tabique” y se pone a jugar) pinches aguados, la neta prefiero estudiar acá chido para un extraordinario que joderme como ustedes leyendo puras mamadas.

    Justincito: (Atento en la puerta) ¡Shhh!, ¡todos, cállense, ahí viene el prefecto!


    (Rápidamente todos se acomodan en sus lugares y disimulan como si fueran unas blancas palomas)


    Prefecto Metatron: (entra al salón y mira despectivamente a los escuincles) ¡Todos de pie!, ¡ahora! (el grupo entero obedece sin titubear), quiero que sepan que la maestra Cata sufrió un ataque de Mal de Parkinson Ballenero, por lo que no podrá impartirles clase el día de hoy.

    Davito: (a Sandrita) ¡Yes!, ya me safé de entregar el control de lectura.

    Sandrita: (enfadada) Eres un cagón.

    Prefecto Metatron: ¡Marroquín!, ¡Schultz!, ¡guarden silencio!... como iba diciendo, la maestra Cata no podrá impartir clases el día de hoy (a si mismo), de hecho dudo que vuelva a hacerlo (de nuevo al grupo). Como sea, es mi deber como la voz de nuestro director comunicarles que, en aras de su propia preparación académica, ya hemos contratado un reemplazo, los dejo con la Maestra Tamara De Anda.

    Tamara: (entra por la puerta) Muchas gracias prefecto Metatron, ¿puedo llamarte sólo Metatron?

    Prefecto Metatron: No.

    Tamara: (desconcertada) Ahhh... ps no se preocupe, uste’ sí puede llamarme nomás Tamara.

    Prefecto Metatron: Como usted guste Maestra Tamara De Anda (le da la espalda a Tamara y se retira).

    Tamara: (a si misma) Qué tipo tan raro... (a la clase mientras acomoda sus tiliches en el escritorio) buenos días clase, bueno... ps ya oyeron ¿no?, mi nombre es Tamara De anda (lo escribe en el pizarron) y ps yo voy a ser su maestra, pero más que acá, su ‘ticher’, ps quiero ser su amiga, así que nada de uste’ porque les pongo tache, ustedes tutéenme, ¿estamos?.

    Davito: (cubriéndose la boca) Tú-tu-tu-tú-tu (risas de la clase).

    Tamara: A ver, no quiero empezar mal ¿quién fue el que hizo eso? (valientemente nadie traiciona al malora); mmm... (mirada fría al salón mientras saca un fólder y lo lee). A ver... según el plan de estudio de la maestra Cata les dejó leer “El Periquillo Sarmiento” y tenemos que revisar el control de lectura... (separa la lista del reto del folder) veamos... (escoge un número al azar), cuarenta y cuatro... Wraith Justin, ¿quién es Justin Wraith?.

    Justincito: (levanta la mano) Yo miss...

    Tamara: (notoriamente molesta) ¿Cómo me llamaste?

    Justincito: Ehhh... ¿miss?

    Tamara: (enardecida en un ataque de furia) ¡ESTÁS REPROBADO, ES MÁS, LÁRGATE DE MI SALÓN Y VE A QUE TE PONGAN UN REPORTE DE INMEDIATO!

    Justincito: Pero miss... yo no hice...

    Tamara: (salta del escritorio y prensa la oreja de Justin) ¿No me escuchaste cabroncito?, órale a la dirección, que te pongan un reporte por no respetar las reglas de su maestra suplente.

    Justincito: (sale del salón llorando) Pero... pero... yoóo no hice naáada maáalo.

    Tamara: (al asustado grupo) Espero que les haya servido de escarmiento, y antes de seguir, les repito, nada de uste’, ni títulos, así que ps pa’ evitar problemas, vamos a llevarnos como cuates, acá, con majaderías, ¿ta’ bueno? (saca de nuevo la lista). A ver... treinta... Schultz Sandra, ¿dónde está Sandra Schultz?

    Sandrita: (temerosa, levanta la mano) Aquí maes... es decir Tamara.

    Tamara: ¿Qué ibas a decir Sandra?

    Sandrita: (con la voz quebradiza) ¿Yo? Este... no, nada, en serio nada mi... perdón, Tamara.

    Tamara: (mirando la lista) Mira, tú tienes un buen promedio, ochos, nueves y un par de dieses, pero ¿adivina qué?, estás... ¡reprobada!, a ver si con esto aprendes a no “m...” y “p...”teárme, ¡siéntate!.

    Sandra: (en shock) Pero m... m... Tamara... yo... yo... (se sienta y entra en estado catatónico).

    Tamara: A ver si ya hay alguien que puedo decir algo coherente... (mira nuevamente la lista) el número cuatro, Authorium Arturo... ¿Arturo?.

    Autor: (se levanta, se acomoda el cuello y sacude la borrita de la goma de su pantalón) Soy yo Tamara.

    Tamara: (complacida) Muy bien, muy bien, mira nomás que padre que alguien me comprenda. A ver Arturo.

    Autor: Dime Tamara.

    Tamara: ¿Qué opinas de El Periquillo Sarmiento?

    Autor: Pues veamos (se aclara la garganta). Siento que para 1968 se establece poco a poco el canon de la literatura nacional, previa selección en lo básico de autores como Reyes y Henríquez Ureña, a nombre de la tradición crítica. Así que podemos decir que el siglo XIX mexicano es de "calidad verificable" en cuanto a su literatura, y a sus escritores se les incorpora al limbo paternalista que muy poco demanda de los "precursores." Y es con este criterio que juzgo a “El Periquillo Sarmiento” de Fernández de Lizaldi, donde podemos ver que no se advierten preocupaciones de estilo, ni bellezas de forma, o sentimiento artístico y campean dos tendencias: en el orden político, rearmar y en el social, moralizar.

    Tamara: (furiosa) ¡Reprobado!, ¡no mames!, ¿ps a quién crees que le estás hablando? No me salgas con que no te do hueva. ¡Estás reprobado!, RE-PRO-BA-DO.

    Autor: ¡Qué!, pero si yo sólo hice una investigación para poder comprender a Lizaldi.

    Tamara: No me importa, ¡reprobado!

    Autor: No... esto no está pasando, adiós a mi beca, adiós a Harvard... (posa sus manos en las sienes y comienza a zapatear) no hay lugar como el hogar... no hay lugar como el hogar... no... hay... lugar...

    Tamara: Pfft... (toma la lista) una última oportunidad... el veintitres... Marroquín David, ¿quién es David? (nadie responde) ¿No vino David Marroquín? (los demás compañeros lo señalan), ¡Marroquín!

    Davito: (esconde su Gameboy) ¿Ehhh?, ¿cómo?, aahh... ¡los olmecas!

    Tamara: Dios mío... A ver David, ¿leíste El Periquillo sarmiento?

    Davito: (despreocupado) Nel.

    Tamara: ¿Podrías decirme por qué?

    Davito: Pinchi libro de hueva, además, se me calló en una fuente de Chapultepec cuando me fui de pinta.

    Tamara: ¿En serio?

    Davito: Sincho la marrana, y pos la neta si le decía a mi jefa que se me jodió en una pinta me iba a agarrar mis chingadazos, tons dije, mejor me preparo pal’ extra, total, uno más.

    Tamara: (son una sonrisa de oreja a oreja) ¿Ps qué crees? No te tienes que preparar pa’ ni madres, estás aprobado y con diez.

    Davito: ¡Woooho!, ¡a huevo!

    Tamara: Y pa’ todos los demás, quiero que para mañana lean algo de Kafka, Kundera y Poe y quiero que lo hagan en la noche mientras toman mucho café pa’ que les entre bien y estén metidos en las sensaciones de los autores.


    EPILOGO: Nadie supo qué fue de la maestra Tamara, unos dicen que fue sacrificada por altos directivos de la S.E.P. encabezados por Carlos Cuahutemoc Sánchez y Miguel Ángel Cornejo, como sea, el grupo de tercer año, 306 de la Escuela Secundaria Oficial “El Niño Artillero”, salió con problemas de personalidad y una neurosis nunca antes vista en pubertos, se rumora que algunos se unieron y crearon un cuasigrupete literario conocido como Ocio Crápula y Compañía, en honor a lo que las clases de Miss Tamara dejó en sus vidas.

     
  • At 2 oct 2004, 1:46:00 a.m., Blogger editor said…

    Pues yo si fuí maestro de secundaria. Un desmadre la clase, solo cuando necesitaba su atención los mandaba callar.
    Y a cada rato el pinche director, el profe Taurino (chíngate el nombrecito), iba a joder con que no había disciplina.
    Es chido alivianar a los chavos, pa' que superen el trauma de la adolescencia, jejejejeje
    Después, una amiga, Magda, me pidió que la cubriera en su clase de Historia de México durante tres días en la Prepa de Arandas, Jalisco. Y sopas, que le digo que Simona, la de Ocotlán. Y ya fui a ver a los preparatorianos.
    El primer día les pasé lista al final de la clase, todo bien. Al segundo día medio grupo no llegó. Pues claro, yo era el pinche profe que tomaba lista al final, pues con llegar los últimos cinco minutos era suficiente, ¿no? y que me los friego nombrando lista a los cinco minutos de llegar al salón. Al rato llegó el prefecto con la mitad que faltaba y les dije, se quedan pero tienen falta. jejejejejeje
    Al tercer día comenzamos a discutr y les dje que chingaran a su madre, mocosos idiotas. Magda me dijo que se quejaron de que yo los había ofendido. Nel, nomás los definí ;)

     
  • At 3 oct 2004, 6:33:00 p.m., Blogger Plaqueta said…

    Sí, yo por eso con los prepos no pretendo meterme. En la secundaria por lo menos te los mandan peinados y planchados y a tiempo, además hacen la tarea, no tendría que andarme peleando con la asistencia y esas cosas. Es más, yo tendría que enseñarles las artes de entregar tarde la tarea y llegar tarde a clases.

     
  • At 7 nov 2007, 10:41:00 p.m., Blogger Sólo Héctor said…

    .

    Podrías ser profa de una prepa como la mía... nos mandaban peinados, planchados y a tiempo, además hacían la tarea (cosa que yo no he hecho desde la primaria, por ello tuve tantos problemas).

    Eso si, no durarías ni una clase, la directora de mi escuela -a la que apodaba il duce por lo fascista que es la maldita desgraciada- al oír el desmadre hubiera ido a callarte y ponerte de patitas en la calle.

    .

     
  • At 11 dic 2015, 7:25:00 p.m., Blogger mmjiaxin said…

  • At 25 dic 2015, 1:03:00 a.m., Blogger Unknown said…

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