¡Yaaaaaa que salga!

Era yo joven y universitaria, y un día fui al super y mientras esperaba mi turno en la caja me puse a ver revistas y a mis ojos brincó una nueva que se llamaba dF. Y yo dije: a veeeeeer. Y pensé: no mames qué chingona está, yo quiero trabajar en ella algún día.

Corte a: tres años después, siendo yo egresada y desempleada, la revista dF me dio mi primerísima chamba everrrrrr. Era un trabajo fabuloso: a diez minutos de mi casa, entraba tarde y salía temprano, había una terracita donde todos comíamos y reíamos y convivíamos, era un gran ambiente laboral, me acreditaba para eventos, hacía lo que me gustaba, me divertía horrores. Era demasiado bueno para ser verdad.

Y sí. A los seis meses la revista cerró, me liquidaron y me quedé solita aquí afueras en la vida real, que resultó no ser tan bonita como dF.

Le tengo tanto pero TANTO cariño a la marca que qué feliz me puse cuando volvieron en forma de guías anuales. De hecho estuve a punto de colaborar para dF de Culto, pero justo en eso me contrataron en Ogilvy y siempre no.

PERO este año sí que colaboré con dF a la Mano, y a pesar de que me salió barba por tanto trabajo, estoy feliz feliz feliz por haber participado.

¡Ya quiero que salgaaaaa!